Con el bloqueo levantado la PyME sanlorencina logró volver a abrir sus puertas después de más de una semana sin trabajo y sin ventas. Hasta el momento, las ventas se realizaban por despacho en el lugar.
Este dilatado conflicto gremial terminó con la relación que existía en la distribuidora local y la empresa Quilmes. “La actitud extorsiva del sindicato nos llevará a cortar relaciones con Quilmes. Eso hará que queden 30 personas en la calle”, anticipaba Mario Fusaro, dueño de la empresa.
“Pero nosotros vamos a seguir trabajando, a seguir distribuyendo. SI tenemos que empezar otra vez, si tenemos que trabajar sin Quilmes, lo vamos a hacer. No vamos a tirar 47 años de historia por el capricho de un sindicato”, dijo el empresario.
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