Nadie sale de su asombro. Algunos ni siquiera se animan a contarlo. Lo cierto es que varios ya lo vieron. El fantasma de la autobomba de los Bomberos Voluntarios de San Lorenzo se apareció tres veces en los últimos días. Siempre ocurrió de noche.
“Hace 10 días, el cuartelero, Luis, contó que a la noche cuando se acercó a la autobomba alguien le tocó la espalda, como llamándolo; pero al darse vuelta no había nadie. Antes de anoche, la misma persona tuvo otro episodio similar”, contó Juan José Juárez, miembro del caurtel de Bomberos Voluntarios de San Lorenzo.
Antes de noche, el cuidador “se fue detrás de la autobomba y vio desde ahí como una de las puertas laterales (en la que están ploteados los números de teléfono del cuartel) se abrió y se cerró duramente, sin explicación”, relató el bombero y aclaró: “Se trata de puertas que tienen una traba muy dura porque deben resguardar la seguridad de los bomberos, por eso demandan mucha fuerza para moverlas. Pero no había nadie”.
El tercero de los episodios ocurrió anoche. “Otro de los miembros del cuartel nos contó que vio suspendido en el aire, al lado de la autobomba, algo así como un par de pantalones del uniforme. Se quedó helado, petrificado”, relató Juárez.
Pero eso no es todo, puesto que la misma noche, en otro momento, también el cuartelero de turno vio como “una especie de luz atrás del camión”. Pero no le dio importancia, pensando que era sólo un reflejo. “Pero volvió a verlo: era un reflejo insistente y muy fuerte, y cuando fue a ver qué pasaba no había nada”, dijo.
Las historias del bombero fantasma llegaron a principios de año, junto con la incorporación de una nueva autobomba en el cuartel de bomberos voluntarios de San Lorenzo. Es la segunda autobomba, el móvil 2 o “Sancho”, como la bautizaron los uniformados. Según pudieron averiguar los bomberos, esa autobomba estuvo presente en el atentado a las Torres Gemelas, el 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York; y una vez en Argentina fue la segunda en llegar al incendio que se cobró 194 víctimas en el boliche República de Cromagnón, en el barrio porteño del Once.
La historia de “Sancho” marca que “en Nueva York había dos autobombas gemelas, la que tenemos hoy nosotros y otra que quedó destruida en el atentado al caerle encima una de las torres. Y el conductor de esa autobomba, un bombero negro del Departamento de Bomberos de NY, murió en ese trágico accidente”, contó Juárez y siguió: “La historia se cierra diciendo que el fantasma errante del bombero muerto tomó el compromiso de cuidar la autobomba que se salvó en el atentado del 11S”.
Al llegar al país, “nuestra autobomba” estuvo prestando servicios en el Departamento de Bomberos de Puerto Madero, Buenos Aires, y en San Telmo. “Desde allí nos dijeron que el fantasma se ve en noches de luna llena (como anoche), momento en que se le pueden sacar fotos a la autobomba y ahí se puede ver al fantasma”, señaló Juárez y con voz entrecortada dijo: “Uno no sabe qué pensar; lo cierto es que a veces se escuchan ruidos en la autobomba cuando está apagada. Por ahora los atribuimos a la parte mecánica del vehículo. Se escuchan ruidos metálicos y también como una especie de estornudo”.
Pero todavía hay más. Apenas conocida la historia, difundida por este medio el 5 de febrero de este año, “un hombre paró a uno de los muchachos en la calle y le dijo que su hija, acostumbrada a percibir o ver cosas raras, contó que el día que se presentó la autobomba vio una persona sentada en la parte delantera de la autobomba, cuando en realidad no había nadie”, contó Juárez y siguió: “Pero no es la única que nos contaron, puesto que otra mujer que sacó fotos del día de la presentación, nos dijo que cuando leyó la nota volvió a revisarlas y vio una silueta extraña. La mujer quedó consternada, se fue a Buenos Aires y no quiere mostrar las imágenes”.
Y un detalle más: esta noche otra vez hay luna llena…
