Tres de ellos se encontraban en grave estado.Una explosión en un local de comidas rápidas sacudió la zona del metro de Santiago, un área que transitan 150 mil personas por día. Calificaron al ataque como el peor de los últimos 30 años.
La cifra de heridos por el atentado en Santiago de Chile ya superó la decena. Catorce personas, tres de ellas muy graves, resultaron lesionadas por la explosión que al mediodía sacudió la zona del metro, un área que transitan 150 mil personas por día. Para el gobierno no quedan dudas que se trató de un atentado, el peor –calificaron– de los últimos 30 años. Se produjo a la hora del almuerzo en el local de comidas rápidas SubCentro a partir de una bomba improvisada con un extintor lleno de pólvora.
En principio, se habían conocido diez heridos, pero tras las pericias de Carabineros –segun informó EFE–, los afectados treparon a 14.
Entre los heridos de mayor consideración, se encuentra un ciudadano venezolano de 36 años, con fractura expuesta de ambas rodillas y una mujer de 67 años, también con fractura expuesta en tibia derecha. El tercer herido grave es un muchacho de 24 años con la pelvis rota.
Los otros heridos sufrieron trauma acústico, salvo una trabajadora que hace aseo en las dependencias donde ocurrió la explosión, que sufrió la amputación de sus dedos en una de sus manos.
El artefacto explosivo fue instalado en uno de los pasillos de la galería aledaña a la estación de Metro, dando hacia la salida norte del tren subterráneo.
Un grupo de personas se encontraba en el mencionado restaurante, muy cercano al patio exterior donde se ubicaba el basurero que explotó. Las indagatorias están enfocadas en el empadronamiento de testigos y las pericias a las imágenes de las cámaras de seguridad.
De acuerdo a lo que confirmó Carabineros, el artefacto consiste en un extintor de dos a tres kilos relleno con pólvora, un reloj análogo y una pila que contaba con un temporizador.
Cecilia Bobadilla, ayudante de cocina en SubCentro, relató que la explosión se generó en un momento de mucha afluencia de clientes.
"Estábamos en hora de colación, estábamos atendiendo mucha gente y de repente vino un sonido muy fuerte. La jefa y yo nos encargamos de dejar todo en la cocina porque pensábamos que había sido algo, y salimos y nos vimos con la sorpresa de una imagen desgarradora. Mucho olor a hierro y la gente tirada", afirmó.
