En el marco de las escuchas entre dos presos que permitieron detectar un plan para asesinar al juez Juan Carlos Vienna y al fiscal Guillermo Camporini, el fiscal general de Santa Fe Julio de Olazábal dio detalles del procedimiento y dijo que, en el contexto de la causa, las comunicaciones interceptadas "representaban algo serio".
El fiscal general repasó el procedimiento de las intervenciones telefónicas ordenadas por el juez federal Carlos Vera Barros, quien al advertir la gravedad de las escuchas se las remitió al propio de Olazábal, quien a su vez dio curso de inmediato a la justicia rosarina.
En este sentido, contó que expertos analizaron las comunicaciones entre Germán Almirón (policía detenido en jefatura acusado de favorecer la fuga de Juan Domingo Ramírez, lugarteniente de Los Monos) y Aarón Treves (preso en Coronda por su participación en un homicidio y apresado con dos kilos de droga). Y que entonces "vimos que estábamos ante algo serio en el contexto de lo que está ocurriendo en Santa Fe".
"Cuando uno contextualiza que ya había habido un atentado contra el gobernador de la provincia y que el ministro de Seguridad recibió varias amenazas había que otorgarle alguna relevancia", señaló de Olazábal.
Para el fiscal general de Santa Fe, "frente a un hecho con tales antecedentes no se puede descuidar ningún tipo de arista". Y sostuvo que a su juicio "se está actuando correctamente".
Consultado por los dichos del fiscal Aníbal Vescovo, quien sostuvo que "la difusión de las escuchas no fue lo más conveniente para la investigación", de Olazábal dijo que existe una tensión "entre el interés de la población y los medios en informar, y el interés de los investigadores de guardar la mayor reserva posible para que no se frustren estos planes".
"Entiendo al fiscal Vescovo que dice que (la difusión de las escuchas) lo obligó a variar su estrategia, pero también hay que pensar que había que resguardar a las víctimas", agregó de Olazábal.
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