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COMUNA DE TIMBÚES

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lunes, 7 de abril de 2014

Se presentó para cumplir una condena, pero la mandaron a su casa

En una insólita decisión, la policía sanlorencina le recomendó a Raquel Murúa que volviera otro día “porque hoy no tenemos alojamiento”.

Se presentó para cumplir una condena, pero la mandaron a su casa

Raquel Murúa, ex oficial de policía, fue sentenciada a tres años de prisión tras ser encontrada culpable de la muerte de Mario Secundino, un joven beltranense que se dirigía a su trabajo y fue embestido por la ex policía en el intercambiador de las rutas 11 y A012.

El comienzo efectivo de la condena debía contarse desde hacía varios días, y ante el desconocimiento de su paradero y vencidos los plazos para su presentación, Murúa fue mencionada como prófuga.

Recién el pasado viernes fue cuando la mujer decidió entregarse a la Justicia, pero curiosamente, se le ofreció regresar recién entre mañana o pasado (martes y miércoles) al argumentarle que por el momento no tenían sitio disponible donde alojarla, ergo, que la superpoblación carcelaria es desbordante.

Así lo informó y denunció Gustavo Posner, abogado de la familia Secondino.

“El día viernes (por el pasado 4 de marzo), Murúa se presentó en el Juzgado de Ejecución de Penas y, para sorpresa de todo el mundo, el Juzgado le indicó que no la podían alojar porque no tenían el lugar definido, ofreciéndole que vuelva a la casa y que regresara el martes o miércoles, ya que para entonces todo iba a estar preparado”, declaró el letrado, quien aseguró que caso como este “no debe tener antecedentes en el mundo”.

Las razones por las que las autoridades de la Unidad Regional XVII le negaron su alojamiento el pasado viernes podría radicar en la falta de una celda adecuada a las condiciones que contiene la sentencia, como evitar cualquier contacto con detenidas comunes (sólo con detenidas policías) y con detenidas por delitos culposos (solo dolosos).

Sin embargo ello no parece ser argumento suficientemente válido como para informarle a Murúa que regresase otro día para cumplir efectivamente con su prisión.

Por su parte, la familia Secondino volvió a vivenciar una sensación de desazón, que arrastraron a lo largo de todo el pleito judicial.

“¡Asesina, prófuga, y encima con privilegios! Se quiere entregar y la Justicia la manda a su casa. ¿Hasta cuándo nos siguen cagando? ¡Basta, por favor!”, reprodujo en su muro de Facebook Erica Secondino, la hermana del joven asesinado.

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