
La reina Beatriz de Holanda se despidió este lunes con un discurso en el que agradeció a su pueblo el apoyo en sus 33 años de reinado y confió en que el "gran corazón" de su nuera, la argentina Máxima Zorreguieta, sea un apoyo para su hijo y futuro rey Guillermo-Alejandro.
"En estos momentos la monarquía puede contribuir a fomentar el respeto a la democracia y estimular la cohesión e integración social", dijo la reina en un discurso y emitido cuando la soberana y los futuros reyes, Guillermo-Alejandro y Máxima, disfrutaban ya de una cena de gala en Amsterdam.
"En la entronización el rey jura la Constitución para proteger la libertad. Las leyes democráticas son sancionadas por el rey y él estimula la sociedad y a todos sus grupos. El poder o la ambición personal no pueden dotar hoy de contenido a la monarquía, que solo puede existir como servicio a la comunidad", agregó Beatriz.
La reina, de 75 años, abdicará este martes en su hijo mayor luego de un reinado de más de tres décadas en el que supo ganarse el cariño y el respeto del pueblo holandés por su profesionalidad y temple.
En su último mensaje como reina en vísperas de la entronización de su hijo, Beatriz mostró su agradecimiento a la población, refiriéndose a su "calor y confianza", elementos que, afirmó, le dieron fuerza en los momentos más difíciles.
Beatriz de Holanda también tuvo palabras para Zorreguieta, a quien se refirió como un apoyo para su hijo en la futura labor de jefe de Estado. "Que su afable Máxima, con su gran corazón y su sentimiento puro para las relaciones personales, pueda desempeñar un papel especial (con Guillermo-Alejandro como rey). Todos nosotros los vivimos como una bendición", señaló.
Respecto a su heredero, Beatriz, que desde mañana pasará a ser princesa de los Países Bajos, resaltó que "está bien preparado en todos los aspectos.
Durante la ceremonia de investidura en la Nieuwe Kerk de Amsterdam, el rey Guillermo-Alejandro aceptará lo esencial de este puesto: "Actuar sin tener en cuenta las preferencias y mantenerse por encima de los partidos y los grupos de interés", dijo.
Unas horas antes de la difusión del mensaje, Beatriz, Guillermo- Alejandro y Máxima fueron vistos entrar al museo Rijksmuseum de Amsterdam para una cena de gala con la que la monarquía holandesa agasajó a 18 casas reales de todo el mundo, a personalidades del Estado neerlandés y a invitados internacionales.
Máxima apareció junto a su suegra ataviada con un vestido escote palabra de honor y con volantes plisados, que adornó con un chal del mismo tono y luciendo como colgante el diamante Stuart, que perteneció a María Estuardo y es una joya de la Casa Real holandesa.
Se trata de un vestido que Máxima de Holanda ya lució en otras ocasiones y que confeccionó para ella el modista italiano Valentino, según señalaron diversos medios locales.
Por su parte, la reina Beatriz eligió un vestido en brocado plateado de dos piezas y una capa negra ribeteada de piel para protegerse de las temperaturas aún invernales de Holanda.
El príncipe Guillermo-Alejandro, de 46 años y que este martes asumirá la corona holandesa, acompañó a su madre y a su esposa para dar la bienvenida a sus invitados.
La comitiva real abandonó el Palacio de Amsterdam con una hora de antelación a la cita con sus invitados de todo el mundo. En el exterior numerosos ciudadanos holandeses y visitantes esperaban la llegada de las delegaciones.
En su discurso previo, Beatriz de Holanda recordó la figura de su esposo, el aristócrata y diplomático alemán Nicolaus van Amsberg, con quien se casó en 1966. "Quizás la historia diga que la elección de mi esposo fue mi mejor decisión", dijo una Beatriz de Orange-Nassau claramente emocionada mientras hablaba de su marido, fallecido en 2002.
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