
El ministro de Seguridad de la provincia, Raúl Lamberto, dijo que la policía provincial “se siente parte del proceso de pacificación de los barrios” que se inició con el desembarco de cerca de dos mil gendarmes y prefectos para custodiar las zonas más complejas de la ciudad. Además, reivindicó la política de derribar los bunkers de venta de droga, que impulsa desde hace tiempo y que ahora cuenta con el guiño del gobierno nacional y la Justicia federal.
Lamberto, negó que haya molestias entre los policías locales por el lugar protagónico de las fuerzas federales en la nueva política de seduridad. “La policía se siente parte de un proceso de pacificación en los barrios. Saben que tarde o temprano van a tener que ser los continuadores de una política de paz para todos los rosarinos”, enfatizó.
Además, dijo que los uniformados locales de ninguna manera están afuera de la conducción del operativo y participan de una mesa de coordinación del mismo, algo que favorece el hecho de que los jefes de Gendarmería y Prefectura “conocen la ciudad y son personas de diálogo”.
En cuanto a la decisión de avanzar contra los quioscos de droga dijo que es algo necesario, pues “el búnker es generador de mucha violencia”.
“Para nosotros es muy necesario eliminar esos puestos fijos”, y recordó que su gestión ya marchaba en esa dirección cuando los bunkers estaban ubicados en terrenos públicos.
Lo que cambió ahora es que la Justicia federal avala también que se derriben los que se encuentran en terrenos privados.
“Si la idea central es pacificar el barrio hay que eliminar aquellos elementos que generan violencia”, remarcó.
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