
Ocurre todos los años y este no fue la excepción. Luego de la peregrinación Rosario San Lorenzo quedan en la ciudad, principalmente en la zona céntrica e histórica, varios perros que se transforman en comunitarios.
Se trata de perros que “se van sumando” a la caminata, que a veces acompañan a sus propios dueños o que simplemente se sienten atraídos por algún caminante que les convida una galletita. Pero cuando la caminata llega a su fin y la misa también culmina los peregrinos regresan a sus casas, algunos en autos y otros en colectivo. Y los perros quedan en la zona, abandonados.
“Normalmente quedan después de la peregrinación entre 10 y 15 perros. Muchos han quedado solos y aullando, lo que nos hace pensar que no tienen dueños”, contó Miguel “Bibi” Olobardi.
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